martes, 15 de enero de 2008

Kuji Kiris

Dejemos de lado por un rato el tema de los dioses de Japon y hablemos un poco sobre Ninjas.
Los Ninjas (trad. lit. Arte del sigilo) , antes llamados Rappa, Mitsumono, Suppa o Shinobi, deben su nombre a la lectura on´yomi de los dos kanjis, 忍者, que se usaba para escribir, shinobi no mono 忍の者, forma nativa japonesa que se le daba a las personas que practicaban el ninjutsu.
Los ninjas, fueron "agentes" de élite, los cuales se creía que eran asesinos a sueldo, siendo en realidad personas que intentaban proteger sus tierras del avance del régimen feudal.
En realidad, no puede considerarse al antiguo ninjutsu un arte marcial en el sentido clásico del término, ya que las disciplinas que el ninja debía conocer iban mucho más allá de las técnicas de lucha o de combate. Como ya se ha dicho, la práctica del Ninpo Mykkyo, o prácticas esotéricas, y del Kuji Kiri (corte de nueve sílabas, posiciones místicas con los dedos que canalizan la energía), el cual legendariamente proporcionaba al ninja poderes asombrosos, eran de estudio obligado para los clanes ninja, quienes preferían tácticas de terror y espionaje, mucho más sutiles que el clásico bujutsu o arte marcial del samurai.

Los 9 Kuji Kiris, son incluidos en el Ninjutsu, a traves del Taoismo, introducido en Japon a traves de China, por monjes budistas, y muchas veces confundido con una especie de Hechizo o ¨Jumon¨ que puede causar la muerte de otra persona.

Los Kuji Kiris, son un proceso mental y emocional, que se logra a traves de ¨cortes de manos¨ echos en el aire con la mano derecha y se usan en momentos de extrema necesidad, junto con la pronunciacion de un mantra especifico para cada uno de ellos.
Se cree tambien que el Kuji Kiri, es un proceso de hipnosis en uno mismo. Aunque esta apreciacion es erronea, ya que pensar en esto, seria pasar por alto el objetivo principal de los mismos: La concentracion absoluta sobre el objetivo deseado.

En el Ninjutsu, se adopto una forma, bastante parecida, pero no es exactamente los Kuji Kiris, sino que estos son denominados, Kuji In (九字印 nueves simbolos, que tienen como principal diferencia, la duracion de estos, el tiempo de invocacion y meditacion sobre los mismos, es mucho mas largo, logrando asi diferentes objetivos.

Las creencias populares, decian que los Ninjas dominaban los siguientes 9 Kujis:

RHIN: Unión de cuerpo y mente, desarrollo de la voluntad
PIO: Dirección de la energía.
TO: Amplificación del Kiai
SHA: Curación propia y ajena.
KAI: Premonición del peligro
JIN: Adivinar el pensamiento ajeno
RETSU: Dominar el tiempo y el espacio
ZAI: Dominar los elementos naturales
ZEN: Iluminación interior

Estos, como ya dijimos antes se llevan a cabo mediante Mantras (Vocalización que se creían daba cuerpo a la divinidad invocada y que poseía un mágico poder. Estas palabras producen , si al pronunciarlas en forma consecutiva y monótona , la activación de los centros energéticos a un nivel vibratorio mas alto de lo común) y Mudras (se denomina así a las posturas de manos, lo que favorece, con el encimamiento de los pies en la posicion zeiza no kamae, a la concentración de energía que circula dentro del cuerpo sin poder salir)

Realmente esto ocurre con años de practica, y otros factores a considerar, y les dejo como advertencia al mejor estilo 100% lucha, no intenten esto solos en casa, ni en el colegio, existen varios centros de meditacion y varias escuelas budistas, que enseñan estas practicas, pero es altamente aconsejable la practica de esto bajo la supervision de alguien calificado, y no crean que viendo Naruto van a saber los Kuji Kiris

Takamatsu sensei, y Hatsumi Masaake (Ninjutsu) practicando los 9 Kuji Kiris

lunes, 14 de enero de 2008

Sanshu no Jingi (Los tres tesoros de Japon)

Como habran podido leer, en posts anteriores, la leyenda de Amaterasu y la creacion de Japon, contiene una gran incognita, que es la revelacion de los tres tesoros de Japon.
Los mismos son: Una espada (simbolizando el valor) Una Gema (simboliza la Benevolencia) y un espejo (Sabiduria).
Estos tres tesoros, segun la leyenda, fueron regalados por la mismisima Amaterasu a su Nieto, y primer emperador de Japon, Ninigi no Mikoto, y fueron pasando de generacion en generacion.
En la ceremonia de ascension al trono, a cada emperador se les es mostrado este gran tesoro, en una ceremonia que no es de caracter publico, y es por esto que no existe registro fotografico ni nada parecido sobre estos tres tesoros.
Es de conocimiento publico, que estos, se encuentran todavia envueltos en las sedas originarias en que Amaterasu se las regalara a su nieto. Debido al estatus legendario de estos ítems, la ubicación exacta de los mismos no está confirmada, pero dice la leyenda popular, que estos tres tesoros se encuentran en:
La espada en el Templo Atsuta en Nagoya, la joya en Kōkio (el Palacio Imperial) en Tokio y el espejo en el Santuario de Ise en la Prefectura de Mie.

Se que muchos de ustedes, al igual que yo, estan pensando en ir a buscar estos tesoros, al mejor estilo Indiana Jones, pero nadie nunca logro ver estos tesoros, ni siquiera el primer emperador, ya que como dije antes, estan envueltos en varias sedas y fuertemente resguardados.
El dato mas importante que se tiene sobre estos tres tesoros, es una orden del emperador Showa en el año 1945, en los tiempos de la 2da guerra mundial, donde Showa dio la orden de cuidar los tesoros a toda costa, se dice que su orden fue que no importara la destruccion del japon pero que se cuide con la vida de todos los habitantes estos tesoros, dando asi la orden de reubicar estos en las ubicaciones antes mencionadas.

Se imaginan empuñar la espada sagrada de los dioses?

Realmente quise ilustrar esta entrada, pero como sabran todavia no tengo Kusanagi-no-Tsurugi en mi poder

Yomi la tierra de los muertos

Izanagi se lamentó de la muerte de Izanami y emprendió un viaje a Yomi o "la tenebrosa tierra de los muertos." Izanami encontró muy poca diferencia entre Yomi y el mundo terrenal, excepto por la oscuridad eterna. Sin embargo, esta oscuridad sofocante fue suficiente para provocarle dolor en ausencia de la luz y la vida en la tierra de arriba. Rápidamente el busco a Izanami y la encontró. En un principio Izanagi no pudo verla por completo debido a que las sombras ocultaban su apariencia. Sin embargo él le pidió a ella que regresara con él. Izanami le escupió, indicándole a Izanagi que ya era demasiado tarde. Ella ya había probado el alimento del inframundo y ahora ya era una con la tierra de los muertos. Ella no podría regresar más a la vida.

Izanagi fue impactado por estas noticias, pero aun así se rehusó a sus deseos de dejarla abrazar la oscuridad de Yomi. Mientras que Izanami dormía, él tomó el peine que sostenía su largo cabello y lo encendió como una antorcha. Bajo la repentina explosión de luz, él vio la horrible forma de la una vez hermosa y agraciada Izanami. Ahora ella era una forma de carne en descomposición con gusanos y criaturas asquerosas que se deslizaban sobre su cuerpo destrozado.

Gritando ruidosamente, Izanagi no tuvo control sobre su miedo y comenzó a correr, intentando volver a la vida y abandonando a su esposa muerta. Izanami se despertó chillando, e indignada y lo persiguió. Shikomes salvajes o las mujeres asquerosas también persiguieron al asustado Izanagi, guiadas por Izanami para atraparlo. Pensando rápidamente, Izanagi lanzó su gorro, el cual se convirtió en un racimo de uvas negras. Las shikome tropezaron con éstas pero continuaron su búsqueda. Después, Izanagi lanzó su peine, que se convirtió en un grupo de brotes de bambú. Ahora eran las criaturas de Yomi las quienes comenzaron a dar la persecución, pero Izanagi orinó en un árbol, creando un gran río que aumentó su aplomo. Desafortunadamente, todavía ellos persiguieron a Izanagi, forzándolo lanzar melocotones sobre ellos. Él sabía que esto no los retrasa por mucho tiempo, pero él ya estaba casi libre, porque los límites de Yomi ahora estaban más cerca.

Izanagi llegó rápidamente a la entrada y rápidamente empujo un canto rodado en la boca de la caverna, la cual era la entrada a Yomi. Izanami gritó detrás de esta impenetrable barricada y le dijo a Izanagi que si él no la dejaba salir ella destruiría a 1.000 residentes vivos cada día. Él furiosamente le contestó que entonces el daría vida a 1.500.

Y de esta manera comenzó la existencia de la muerte, causada por las manos de la orgullosa Izanami, la esposa abandonada de Izanagi.


Yama tibetano: el equivalente al Enma Japones, el gobernador del Yomi, esta creencia ingreso al japon por medio de la creencia budhista, teniendo el mismo equivalente en la mitologia china

domingo, 13 de enero de 2008

Mito de la creacion Japonesa

La mitología japonesa es un sistema extremadamente complejo de creencias. El panteón Shinto por sí solo se jacta de una colección más de 8.000,000 kami (japonés para "dioses" o "espíritus"). A pesar de la influencia de la civilización china antigua, mucho de la religión y mitología japonesa es única. Contiene tradiciones Shinto y budistas así como creencias populares agrícolas. Por otra parte, a diferencia de la mitología griega, nórdica y egipcia, es relativamente difícil distinguir cuál es en verdad un "mito" para los japoneses. En este Blog , intentare contarles sobre deidades importantes y las historias japonesas más conocidas.

Según lo que esta reconocido actualmente, los mitos japoneses de convencionales se basan en el Kojiki, Nihonshoki y algunos libros complementarios. El Kojiki o el "Expediente de Cosas Antiguas" es el libro más viejo reconocido sobre mitos, leyendas, y la historia de Japón. El Shintoshu explica orígenes de deidades japonesas desde una perspectiva budista mientras que el Hotsuma Tsutae registra una versión substancialmente diferente sobre la mitología.

Un resultado notable de la mitología japonesa es que explica el origen de la familia imperial, y les asigna como descendencia divina. La palabra japonesa para Emperador en Japón, tenno (??), significa el "Emperador Divino" (el carácter ? significa "cielo").

Los primeros dioses convocaron dos criaturas divinas a la existencia, el macho Izanagi y la hembra Izanami, y les encargaron la creación de la primera tierra. Para ayudarles a realizar esto, se les dio a Izanagi y Izanami una lanza decorada con joyas, llamada Amenonuhoko (lanza de los cielos). Entonces, las dos deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra, Amenoukihashi (puente flotante de los cielos) y batieron el océano con la lanza. Cuando las gotas de agua salada cayeron de la punta de la lanza, formaron la isla Onogoro (auto-formada). Así, ellos descendieron del puente de los cielos e hicieron su hogar en la isla. Eventualmente ellos desearon unirse como compañeros, así que construyeron un pilar llamado Amenomihashira y alrededor de él levantaron un palacio llamado Yahirodono (la habitación cuya área es de 8 brazos). Izanagi e Izanami circundaron el pilar en direcciones opuestas, y cuando se encontraron en el otro lado, Izanami, la deidad femenina, habló primero con un saludo. Izanagi pensó que esta no era la manera apropiada, sin embargo se unieron de todos modos. Tuvieron dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas) pero fueron mal hechos y no se consideraron deidades.

Ellos pusieron a los niños en un bote y los embarcaron al mar, entonces les pidieron a los otros dioses una respuesta sobre lo que hicieron mal. Ellos respondieron que la deidad masculina debió haber iniciado la conversación durante la ceremonia de unión. Así que Izanagi e Izanami se dirigieron alrededor del pilar una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, Izanagi habló primero y su matrimonio fue entonces exitoso.

De esta unión nacieron el ohoyashima, o las ocho grandes islas de la cadena japonesa:

* Awazi

* Iyo (posteriormente Shikoku)

* Ogi

* Tsukusi (posteriormente Kyushu)

* Iki

* Tsusima

* Sado

* Yamato (posteriormente Honshu)

Nótese que Hokkaido, Chishima, y Okinawa no fueron parte de Japón en los tiempos antiguos.

Ellos crearon seis islas más y muchas deidades. Sin embargo, Izanami murió al dar a luz al infante Kagututi (encarnación del fuego) o Ho-Masubi (causante del fuego). Ella fue enterrada en el “Monte Hiba”, en la frontera de las viejas provincias de Izumo y Hoki, cerca de Yasugi en la Prefectura de Shimane. Sumido en cólera, Izanagi mató a Kagututi. Su muerte también creó docenas de deidades.

Los dioses nacidos de Izanagi e Izanami son simbólicos sobre aspectos importantes de la naturaleza y la cultura. El hecho que de que era necesario para la deidad masculina Izanagi tomar la posición inicial mientras que la deidad femenina Izanami tuvo que estar en segundo lugar ha conducido a una falsa opinión sobre que esto es una discriminación implicada en contra del género femenino.


La leyenda del origen del Japon

Hace miles y miles de años no se distinguían la tierra y el cielo. Todo era caos. Sólo los dioses podían vivir; de éstos, todavía hoy se recuerdan los nombres de Izanagui y su esposa Izanami.

Un día decidieron separ la tierra del cielo. Bajaron por el puente celeste e hicieron la separación. Más tarde, Izanagui tomó su lanza y la sumergió violentamente en el mar, lo que hizo brotar innumerables gotas que se extendieron por toda la costa, y al instante surgieron de ellas las trescientas ochenta y siete islas que forman el Japón.

La divina pareja tuvo varios hijos. Cuando Izanami dió a luz al dios del Fuego, murió. Su esposo, inconsolable, entró en el reino de los muertos para buscarla, y cuando la encontró la abrazó tan fuertemente, que la deshizo. Izanami se transformó en un montón de carne putrefacta y se desparramó por el suelo.
Izanagui se lavó en un lago para purificarse, y poco después se retiró para siempre a una isla solitaria.

Y sucedió que cierto día quiso el Sol crear un pueblo que fuera superior a todos los demás, para que habitara aquellas hermosas islas, y tomando un haz de sus propios rayos, formó una encantadora mujer, a la que llamó Amaterasu, diosa de la luz. Cuando la hubo creado, le dió el poder de ser diosa y madre del nuevo pueblo.

Para que no se encontrara sola, bajó con ella del cielo un brillante cortejo de dioses, de los que únicamente se recuerdan los nombres de Ame-No-Uzume, diosa de la Alegría, y Ame-No-Moto, o Susanoo, dios de la Fuerza.

Fué pasando el tiempo; en aquellas islas todo era alegría y bienestar, y un gran pueblo las iba llenando poco a poco. Servían con gran fidelidad a la divina Amaterasu, y cuando llegaba la mañana de cada día adoraban con humildad al Sol naciente.

Pero aquella felicidad incomparable iba a ser turbada por el carácter violento y rebelde de Ono-Mikoto, uno de los príncipes de la corte de Amaterasu, y también de origen divino. Para enojar a la diosa, decidió matar a un ciervo pequeño por el que Amaterasu sentía gran cariño. Cuando lo hubo hecho, entró en el salón donde estaba la Reina y lo arrojó contra el bastidor en el que la diosa bordaba; con tanta fuerza, que rompió su labor y fué a caer sobre sus pies. Amaterasu se quedó asombrada; un profundo dolor embargó su ánimo y por primera vez unas amargas lágrimas se asomaron por sus ojos negros y bañaron sus mejillas de rosa. Tanta pena le produjo, que pensó huir del palacio y ocultarse de la vista de los mortales, puesto que al conocer el dolor el mundo y la vida misma le parecían despreciables.

Y así lo hizo. Una noche, cuando todos dormían en su palacio, se fué hacia el monte. Sola, como una sombra más entre las infinitas de la noche, anduvo largo tiempo, hasta que llegó a una profunda gruta. Entró en ella, y para que nadie fuera a buscarla, tapó su entrada con una enorme roca.

Así transcurrió mucho tiempo. Las islas, al no estar iluminadas por la luz de Amaterasu, quedaron sumidas en tinieblas. También desapareció la luz de las almas de sus habitantes, todos estaban tristes y no sabín qué hacer. Entonces los dioses decidieron traer junto a ellos a la diosa.

Para ésto tenían que valerse de todo su ingenio, porque ya sabían que su Reina era firme en todas las decisiones que tomaba. Así, pues, organizaron un brillante cortejo; los mejores músicos, creadores de las más dulces melodías, formaban parte de él. Anduvieron largo rato por el bosque, hasta que por fin llegaron ante la gruta donde se encontraba Amaterasu. Una vez allí, formaron todos un gran círculo. Los músicos empezaron a tocar. Los trinos de los pájaros se fundían con las canciones; parecía que el bosque estuviera encantado. Apenas había empezado a oírse la música, uno de los dioses dijo a la diosa Ame-No-Uzume que saliera a bailar, y así lo hizo. Más hermosa que nunca, vestida con deslumbradoras túnicas, comenzó a danzar al son de la música. Sus manos dibujaban en el aire extrañas figuras y su cuerpo se movía con mágico encanto. Los dioses y todos los que integraban el cortejo, admirados de tanta belleza, no cesaban de alabar la hermosura de Ame-No-Uzume y su maestría en la danza.

Entonce Amaterasu, extrañada de oír aquella música, sin saber de dónde venía y, sobre todo, los elogios tributados a la bella danzarina, sintió deseos de ver a qué era debido todo aquello. Poco a poco, fué acercándose a la entrada de la gruta, y para contemplar mejor lo que sucedía ante ella, corrió un poco la pesada roca que tapaba la entrada de su retiro. En aquel instante, uno de los dioses que esperaba ante la gruta tal momento, se cogió con fuerza a la roca y la retiró a un lado, dejando libre la entrada. Amaterasu se quedó maravillada ante el espectáculo que tenía ante sus ojos. Algo, sin embargo, le molestaba. No podía sufrir que los dioses admiraran tanto la belleza de Ame-No-Uzume. Y éstos, para que no se disgustara y accediese a marchar con ellos, le dieron un espejo para que pudiera contemplarse y comprobar por sí misma que era la más hermosa de todas las mujeres. Una vez tranquilizada, Amaterasu tuvo a bien acceder a la súplica de todos sus súbditos y volvió a reinar sobre ellos.

El dios Susanoo, que se había rebelado contra ella, fué expulsado del reino y se le dió el imperio de los mares, en uno de los cuales mató de un solo tajo de su espada a un gigantesco dragón de ocho cabezas. De esta manera, la paz y la felicidad volvieron a reinar en las islas japonesas. El nieto de Amaterasu, llamado Jinmutenno, ocupó el trono imperial y fué el primer mikado o emperador de nombre conocido. Como atributos de su realeza, la diosa le entregó el espejo donde ella se miró al salir de la gruta, la espada con la que Susanoo mató al dragón de ocho cabezas y una joya. Estos objetos han sido conservados por todos los emperadores que fueron sucediendo a Jinmutenno, y aunque nadie -ni el propio mikado- los ha visto, se conservan envueltos en innumerables sedas en un templo no lejos de Tokio.

De Jinmutenno, sin interrupción, descienden, a través de 2,600 años, todos los emperadores del pueblo japonés.

En cuanto a la diosa Amaterasu, viendo asegurada su dinastía en el trono imperial, pidió a su padre, el Sol, que la llevara junto a él, y, envuelta en su luz, se fué a su lado; allí permanece desde entonces, y, transformada en rayos luminosos, vela siempre sobre su pueblo.

Amaterasu saliendo de la cueva en el momento de la danza de los dioses